Nadie nace sabiendo cuidar. Con cada experiencia, con cada error y cada acierto vamos aprendiendo. También aprendemos viendo cómo lo hacen los demás y aplicando nuevas ideas, trucos o estrategias con mayor o menor éxito.
Cuidar a otra persona es aprender diariamente a adaptarse a sus características y necesidades. Necesitamos anticiparnos y también ser capaces de reaccionar ante cada imprevisto que surja.
Necesitamos adaptarnos a su personalidad y a sus gustos para que se sientan personas y se sientas realizadas con nuestra ayuda. Por ello cuando prestamos cuidados a alguien que tiene discapacidad, o que padece una larga enfermedad y mucho más cuando esto desemboca en una situación de dependencia tenemos, más que nunca, que adaptarnos a sus circunstancias y apoyarles para que puedan lograr, en la medida de lo posible, la vida que desean.
Y en ese cuidado tan especial, tan constante, a veces nos perdemos a nosotros mismos. En ocasiones nos sentimos saturados, cansados, desesperanzados, dormimos mal o nos asaltan pensamientos y emociones que no nos gustan y nos hacen sentir mal.
Cuidarse a uno mismo es la mejor forma de cuidar a los demás, porque cuidar proporciona grandes satisfacciones pero supone un gran desgaste personal, social y hasta económico.
Encontrar el equilibrio no es fácil, pero resulta mucho más fácil si cuentas con apoyo adecuado que te anime a conseguir bienestar, también para ti, sin sentirte culpable por dedicarte un tiempo, o realizar alguna actividad que te ayuda a descansar.
Muchos profesionales dedicamos parte de nuestro tiempo y esfuerzo a ayudar a los “cuidadores primarios” a lograr este difícil equilibrio entre la tarea de cuidar bien y cuidarse bien para cuidar. La labor familiar y social que desempeñan es insustituible y merecen todo el reconocimiento y el apoyo que podamos darles.
Mi experiencia trabajando de forma individual y/o grupal con las personas cuidadoras es que el AUTOCUIDADO, el prestar atención a las necesidades personales, les hace sentirse bien, tener mejor salud y mejora la calidad de sus cuidados.
¡Cuídate y siéntete bien para poder cuidar mejor!